La basura
tecnológica son dispositivos que funcionan con energía eléctrica, los cuales ya
dejan de funcionar y se convierten en un objeto no funcional, inútil o inservible.
En el mundo ha
habido un considerable desarrollo tecnológico en el cual día a día sigue
creciendo cada vez más complejo, orientado a cada necesidad humana y a cada
situación cotidiana.
Cantidades de Teléfonos, cámaras digitales, computadores, tabletas y
demás artículos electrónicos acaban cada año en la basura común, lo que supone
un enorme peligro para la salud y el medio ambiente.
Esta
problemática ambiental está creciendo anualmente en proporciones mayores hasta
alcanzar millones de desechos tecnológicos, lo cual está generando casi 50
millones de desechos mundialmente y según
estimaciones, cada habitante del planeta produce, aproximadamente de 3 a 3,5 kg
de basura tecnológica por día y cada año esta cifra sigue creciendo. Si
el país es más desarrollado tendrá más desechos tecnológicos.
Uno de los problemas ante estos millones de desechos es que se presenta la
exportación ilegal de basura tecnológica desde los países más ricos,
especialmente de EE. UU y Europa, a los pobres, donde esos residuos ponen en
riesgo el medio ambiente, la vida de los ciudadanos y trabajadores que manejan los equipos sin su
debida protección.
El récord de
basura tecnológica lo ocupan los Estados Unidos y China, responsables de
producir el 30% de esta basura, lo que los convierte en los mayores
contaminantes del mundo pero Colombia se queda atrás: en el país se botan cada
año 214.000 toneladas de residuos
electrónicos. Si bien el país cuenta desde el 2015 con una Política Nacional de
Gestión Integral de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos, los avances
en la práctica son pocos si se tiene en cuenta que sólo el 11% es reciclado o
manipulado de manera adecuada.
Los países
desarrollados han firmado el BAN (acuerdo regional sobre movimiento
transfronterizo de desechos peligrosos) Este acuerdo describe la basura
tecnológica como peligrosa y prohíbe a los países ricos deshacerse de los
desechos mediante exportación a países pobres.
Esto no es algo que afecta a algunos pocos, sino es una situación a nivel mundial. Mientras los aparatos están en funcionamiento no presentan ningún riesgo, a pesar del dióxido de carbono que puedan producir, pero al ser desechados en basuras comunes, estos artefactos reaccionan con el agua y la materia orgánica liberando tóxicos al suelo y a las fuentes hídricas subterráneas. Y ahí es cuando la contaminación se torna más seria.
Otra consecuencia de estos desechos son los
problemas para la salud que traen para el organismo materiales como el plomo
(perturbaciones en la biosíntesis de la hemoglobina y anemia, incremento de la
presión sanguínea, daño a los riñones, abortos, perturbaciones del sistema
nervioso y disminución de la fertilidad del hombre), el arsénico (letal), el
selenio (desde sarpullido e inflamación de la piel hasta dolores agudos), el
cadmio (diarrea, dolor de estómago y vómito, fractura de huesos, daños al
sistema nervioso, e incluso puede provocar cáncer), el cromo (erupciones
cutáneas, malestar de estómago, úlcera, daños en riñones e hígado y cáncer de
pulmón), el níquel (afecta los pulmones y provoca abortos espontáneos).
Uno de los dispositivos más contaminantes, más abundantes y que más
preocupa a los ambientalistas son los teléfonos celulares, los cuales contienen en sus baterías
componentes altamente tóxicos como: el litio, el níquel y el cadmio.
Para solucionar o disminuir esta problemática ambiental, se han
planteado algunas soluciones como producir aparatos tecnológicos de vida más
larga y se promoviera la cultura del reciclar. Pero la fórmula más efectiva es
educar y generar conciencia para que cada persona se cuestione si en verdad es
necesario seguir el desarrollo que influencia a cambiar cada vez con más
frecuencia su celular o su computador, o si es más importante evitarle al
Planeta el daño y la contaminación que causan los escombros tecnológicos.
Hoy en día hay un debate de quien se lleva la responsabilidad de buscar,
encontrar e implementar soluciones hacia esto. Tanto los consumidores,
empresas, fabricantes, ETC… necesitan reconocer que les interesa prevenir esta
situación. Se necesitan fabricar productos que se puedan reconstruir fácilmente
y que se puedan reciclar y volver a utilizar.
A pesar de todo, somos
nosotros los culpables de esta acumulación de basura y la consecuente
contaminación en el aire y los problemas de salud en la población.
Podemos revertir esta situación ayudando al
medio ambiente y de esa forma disminuir los índices de contaminación. Empecemos
a colaborar. La solución la tenemos en nuestras manos y así podremos evitar el
deterioro ambiental.
WEB-GRAFÍA
- https://www.google.com.co/search?q=imagenes+de+chatarra+electronica&espv=2&biw=1366&bih=659&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ved=0CBkQsARqFQoTCJqu-6LAhMkCFcnhJgodHuwI9g
Revisado o.k
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